jueves, 14 de marzo de 2013

Una sonrisa, un clown


Todos conocemos el poder de una sonrisa frente a las demás personas, y han pensado en el poder que tiene la risa en nuestro organismo. Para poner un pequeño ejemplo; 20 segundos de risa equivalen a 3 minutos de ejercicio constante en el gimnasio. Los músculos de la cara, tórax y abdomen se relajan y se contraen con gran velocidad, mejorando su tono.

Cuando reímos y nos divertimos sanamente, nuestros ojos adquieren un brillo característico, aumentan las secreciones lacrimales, de orina y saliva, que son reguladas por el sistema nervioso.
Cuando reímos segregamos endorfinas, durante el acto de reír se liberan endorfinas, los sedantes naturales del cerebro, similares a la morfina. Por eso, cinco o seis minutos de risa continua actúan como un analgésico. De ahí que se utilice para terapias de convalecencia que requieren una movilización rápida del sistema inmunológico.
En este mundo agitado, lleno de stress nos vendría bien un poco de carcajadas, algunos han pensado en vivir una experiencia clown, perder el miedo al ridículo y encontrar al niño que llevamos dentro, frente a esto, Antonio Reyes, actor reconocido en varios medios, nos habla un poco del lado terapéutico del Clown, nos dice: “El clown no es exagerar es llevar la emoción a su máxima expresión y majestuosidad, nosotros que estamos acostumbrados a reprimir todo el tiempo las emociones, vemos esta actitud como exagerada y ridícula. El ridículo no es más que todo aquello que NO somos capaces de hacer; no es burlarse de uno ni del otro, más bien es encontrar otro punto de vista de ti y del mundo. El clown trasciende al ridículo transponiendo esta sensación a un hecho artístico real y sincero.
El conflicto es una herramienta fundamental para encontrar al clown, es donde nuestro clown aparece en su más extensa dimensión, cuanto más nos metamos en el problema más sincero y real será nuestro payaso. Este conflicto no debe ser superficial ni actuado, debe ser interno e intenso, buscando encontrar aquello que nos movilice emocionalmente para que a partir de ahí, convertir un estado tragicómico en un hecho artístico y poético. La tragedia está directamente relacionada al ser humano y al payaso, la tragedia como dificultad humana se pone en manifiesto en la torpeza del hombre de querer ser siempre mejor que él otro, por no querer mostrarse ante la sociedad como un perdedor, por no querer mostrar sus sentimientos ya que es considerado una acción de “debilidad”; el clown pone en evidencia siempre esta particularidad humana, el espectador la identifica internamente como suya y provoca el estado cómico.
Sucede también que nuestra voluntad consiente bloquea nuestra voluntad inconsciente y es que nuestro inconsciente tiene su propia voluntad queriendo salir muchas veces al exterior, el también llamado impulso no es más que aquella manifestación de nuestro interior que quiere salir a mostrarse, pero nuestra razón la bloquea impidiendo que nuestro clown salga en libertad. Esta lucha constante de “pensar y hacer” genera también un conflicto interno, esta disociación podría usarse para encontrar a nuestro clown, el problema es que estamos acostumbrados a que nuestra razón siempre domine nuestro instinto, paralizando todo aquel mundo creativo y fuera de prejuicios que el clown debe manifestar.
Lamentablemente muchas veces no somos capaces de resistir el estado trágico y al conflicto, no queriendo salir de nuestra zona de confort, puesto que nuestra autoestima no es tan sólida como para ponerla en riesgo; esto trae por consecuencia que busquemos la risa fácil, los personajes estereotipados o como decía Stanislavski el personaje cliché; no encontrando a un clown auténtico, interno, de investigación y de proceso.
Estos recursos de investigación están dirigidos a encontrarnos a nosotros mismos, sanando nuestra infancia y todo aquello que nos provoque bloqueos, de aquí parten los recursos pedagógicos y terapéuticos del clown, puesto que nos ayuda a encontrar en nosotros un mejor ser humano, más libre, con menos problemas existenciales. Como siempre lo diré "la vida del ser humano sería menos complicada con una nariz roja", suena contraproducente si hablamos que el clown vive y debe vivir en conflicto, pero es la VOLUNTAD extrema y positiva la que hace al clown superpoderoso ante la dificultad, es por eso su atrevimiento de meterse cada vez más en problemas, porque el éxito radica en enfrentar los problemas y no en evadirlos, no en ocultarlos, queriendo escapar de nuestro pasado puesto que esté siempre nos alcanzará; me viene a la mente las palabras de Dra. Lowenstein en el Príncipe de las mareas "…Se necesita valor para sentir el dolor" "….Cuando las cosas son muy dolorosas o las olvidamos o nos reímos” risa falsa por cierto; no la real y sincera, aquella que sana y que nos alimenta el alma.
En estos tiempos de juegos electrónicos, juegos por Internet, y la señal de cable por televisión, los niños viven encerrados en un mundo ajeno a la creatividad, a la sensibilidad, al razonamiento, ingresando a un mundo de soledad, de sobrestimulación, de violencia generada por la temática de algunos juegos y programas de televisión. Chiquiclaun los sumerge a un mundo mágico de juegos de creatividad, donde encontraran los valores esenciales del ser humano puro limpio, del verdadero niño interior que habita en cada uno y que está muy escondido en algún lugar de nosotros, desarrollando la humildad, la solidaridad, el respeto hacía el compañero, y la no violencia como forma de vida.
El Clown otorga al menor las herramientas necesarias para derribar los muros que se va poniendo en el difícil proceso del crecimiento; buscando encontrar mucho más que el niño interior, encontrando su YO verdadero, su YO creativo, su YO puro, aquel libre de poses y barreras emocionales que se ponen por protección para no ser dañados. La frustración que se produce en el crecimiento, el sentir que no es aceptado familiar y socialmente es neutralizada a través de esta técnica, para convertirla en herramienta de juego, venciendo sus temores y elevando su autoestima, reconociendo así que puede descubrirse, sorprenderse y divertirse consigo mismo, aceptándose finalmente.
Chiquiclaun es un espacio creado para que los menores desarrollen la personalidad a través del juego en libertad, por medio de actividades lúdicas, convirtiendo el aprendizaje en un estado placentero. Con la técnica del clown pueden lograr vencer el miedo al ridículo, el miedo a fracasar; el clown es una herramienta efectiva para el control de las emociones, desarrollo de la creatividad, socialización, atención y concentración del menor”.
Autor: Cesar Gamarra Dulanto

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